Estos escritos me fueron enviados por mi ángel guardián, a quién sigo esperando debajo del árbol.
Falta recuperar el acta.

martes, 21 de septiembre de 2010

Dónde estás?

Dónde están ahora los besos?? Tus manos??
Aún la juventud me llega de repente como brío, de a bocanadas. Pero vos no estás y no es lo mismo. No es para nada lo mismo.
El torrente de mi sangre quema como brasas. Entonces quiero abrasarte, fundirme con vos en brasas. Acariciar lentamente tus ojos, tus labios, tu lengua. Acostumbrarme al sabor de tu pecho, de tus manos. Roe muy cerca mío una antigua máquina que grita tu nombre en cada letra, en cada esquina. Y por si fuera poco hay una sombra de tu cuerpo que besa a la mía... inventan juegos entre ellas, de a poquito. Se entrelazan. Puedo sentir el sudor de tu cuerpo, tu aroma. y eso en parte te trae a mí. Pero como mármol. Alejado de toda realidad mas o menos creíble.
Entonces te busco. Me desgarro en gritos que nadie oye, ni siquiera vos, ni el gato que lame su soledad encima de mi techo...

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