Estos escritos me fueron enviados por mi ángel guardián, a quién sigo esperando debajo del árbol.
Falta recuperar el acta.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Porque estás en todas partes? 2/2/05

Mientras los poderosos brazos del ser dorado se yerguen sobre mis ojos, ellos te buscan ya sin descanso. La ùltimo sorbo de agua se escurre a travès del ciclòpeo cilindro metàlico y te encuentro, aunque en el vaho y el sopor del cuerpo sin descanso desdibujen la comisura de tus labios. Y las yemas de tus dedos. Yo te encuentro. Vos sabès que siempre te encuentro. Siempre lo hago. Aunque no quieras. Aunque yo mismo no quiera. Asì nos transformamos en dioses, en rubìes y en maderas. En amores. De cada paso que doy se va escapando tu sombra, desde la punta de cada piè. Se arroja gotosa delante de mi cuerpo, de mis nervios, en la hondanada imposible de sortear. La de los reinos que viven por dentro y por fuera, que viven ayer y que viven mañana, viajeros del tiempo. Amantes del tiempo. Tiempo que ama a tu sombra. Tiempo que besa mi cuerpo. Tiempo que se desgaja y se transforma en los brazos dorados del sofocante febo que ahora brilla en la punta del alba de tu recuerdo.



Besos. Esos. Sos.

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